lunes, abril 16, 2007

Cuando el Corazón late en las Entrañas

Tendría que saber hablar sobre los hilos de plata. Las conexiones eternas. La gran espiral de la vida. Los hilos de plata y los agujeros negros cuando te son arrancados.

Ángeles y Demonios entrecruzándonos a lo largo de la vida y dejándonos esos trocitos de alma, si, como le dije a Amor hace apenas un rato...

Pero hay trozos arrancados que se buscan. Esos son los a veces terribles a veces maravillosos hilos de plata. Irrompibles. Nunca se parten sólo se descuelgan y entonces comienza la búsqueda de nuevo, la saudade y el devenir.

Y da vértigo.

Porque no sabes qué hay tras esta vida, y sin embargo no puedes parar de buscar ese trozo que estuvo y habrá de estar al otro lado del hilo. En la eternidad. En el limbo, en el purgatorio, en el infierno o en el universo. Pero a veces, aquí, aquí mismito: en la tierra.

La conexión es automática, salta la chispa y todo enmudece, desaparece el resto y ya no hay más. Un agujero negro es una heriza de Nazgûl profunda que jamás se cierra porque el metal de su espada no es de este mundo y no tenemos poder sobre él.

Cuando dos almas unidas por hilo de plata se encuentran se abre una caja de Pandora llena de deudas del pasado o del futuro, de historias sin concluir. Y no importa que nazcan del mismo o de distintos vientres.

Su único final es volver a formar parte de un mismo todo.
Ariam Ram

(en respuesta a inmersiones en: "Día raro nº 48, Tuve una visión")


Franco Battiato, "El Animal"



2 comentarios:

capitan dijo...

trocitos de alma ke navegan por lugares distantes y a la vez ausentes.

Mar dijo...

Esperando sin saberlo, volver a encontrarse o separarse para siempre... Hasta pagar sus dos monedas a Caronte y cruzar el lago eterno...

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