jueves, agosto 10, 2006

Día raro nº 12 (gatitos en el estómago)

Esta es una carta enviada a el autor de un libro que leí y cuyo nombre no desvelaré, porque no viene al caso. Lo cierto es que en un pasaje de uno de sus relatos, leyéndolo, junto a una ventana desde la cual llevo viendo paisajes desde niña, una melodía insinuada me provocó uno de esos vórtex... No sé cómo explicarlo, uno de esos retrocesos a un pasado imaginario que de tan nítido se convierte en real.

Me dejó completamente pillada y pasé un domingo maravilloso envuelta por la sensación y el privilegio de estar viviendo mientras sueñas.

Como decían en "Como agua para chocolate", te tragas una cerilla que encuentras y de pronto todo el fósforo de tu cuerpo se prende.

Son viajes al interior. Eso es, exactamente eso: un viaje al interior, y nunca sabes en qué momento te tocará un nuevo pasaje... Éso es lo más alucinante.

Al día siguiente le escribí una carta de agradecimiento a la que le tengo mucho cariño, ahí os la dejo.

Infografía creada para la ocasión

Mar Cantón

"...Morning has broken like the first morning..." Ni siquiera recordaba quién era el autor... Eso sí, en cuanto lo leí reconocí su nombre entre toda la maraña del año de la polka... Cat Stevens. No era precisamente la música que escuchaba a mis 10 ó 12 doce años (quizás 8... no lo sé) de motu propio, eran mis hermanos quiénes lo hacían... Leer esa frase hizo el mismo efecto en mi que cuando descrubrí que lo que realmente decía aquella otra canción era "... Country roads take me home...", o el mismo que "Amor Mediterráneo", o "Samba de mi Esperanza"... Son gatitos en el estómago. Y entre menstruos, Cerbero y Medusa (y un "usted" imaginario a quien no pongo rostro salvo por la foto en blanco y negro de la lengueta del libro y por aquel programa del Canal Sur que me hizo comprar y leer un libro suyo por primera vez), desde aquel acto desgarrador e inesperado de nuevo afloró mi niñez. Olvidé sangre y sexo, olvidé deseo e historia, y otra historia se me abrió por dentro de nuevo, inesperada y felizmente. Casualmente era el penúltimo capítulo de su libro y yo dormía aquella noche en casa de mi madre (han operado a Renata). Mis sueños son siempre muchos, el de aquella noche era uno más de tantos. Pero al despertar y abrir la persiana de la habitación, me penetró el sol hasta la misma alma y la melodía volvió a mi mente, como si no hubiera habido tiempo entre cerrar el libro, apagar la luz y volver a encenderla. Gatitos en el estómago. Tomé mi segundo café (el primero aún me lo lleva mi mamá a la cama) junto a la ventana de la salita, el sol seguía donde mismo y me bañaba completamente. Estaba ya en otros "Quéhaceres"... Y ella, siempre ahí: "...Morning has broken like the first morning..." La cantaba en voz alta y en voz baja, sola y acompañada, mientras cosía, y a veces, al parar y quedarme quieta, encendía un cigarrillo y con el pijama rosa de mi madre y su batita prestados para la ocasión, miraba a través de la ventana... "...Morning has broken like the first morning..." De nuevo mi noria de colores, el cielo tan brillante y tan imposible de ver... Los sonidos de mi infancia, tan nítidos... Tan presentes, tan pasados... Gatitos, gatitos pequeños, tiernos, peludos, suaves pero muy inquietos en el estómago. ¿Cómo sacarlos? "...Morning has broken like the first morning..." Y desde mis 34 años miro atrás y veo demasiado, veo mucho más que 34 multiplicado por 365... Pero me quedo con "... Country roads take me home...", "Amor Mediterráneo" o "Samba de mi Esperanza"... En una edad incierta en la que no elegía mis propios sonidos aún. Y siento que el animalillo se regocija por dentro. No es un menstruo, es sólo una niña que se quedó como atascada, como enana, como pequeña, como encerrada sin poder crecer. Y hoy, que apenas empiezo a aprender a convivir con ella...."...Morning has broken like the first morning..." La confundí muchas veces con Medusa, tantas, que casi acabo matándola. Eso hubiera supuesto mi muerte. Traviesos gatitos en el estómago. -------------------------------- Por un momento, por unas horas que hoy lunes (miserable lunes) todavía perseveran ya perdiéndose en mi absurda rutina actual, su relato, su música, me hizo volver a la luz infinita de una infancia en la que todavía no sabía nada pero lo intuía todo. A la nostalgia de lo porvenir. A ese no sé qué. A los gatitos en el estómago. Uno no elige cuándo sentir las cosas, pero cuando la vida te regala un momento así... hay que gozarlo, y yo lo he gozado. No sé si volveré a leer un libro suyo, tengo más de 20 aún a la espera. Voy despacio. Pero Gracias. "...Morning has broken like the first morning..." ------------------------------- Mar.

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