No sé cuántas veces he repetido estas palabras. Hoy volvieron a mi, a mi mente, a la punta de mi lengua y a la punta de mis dedos.
Llevo meses huyendo de la falsedad, de la mentira, de la cobardía, del engaño, del daño, empeñada en que nada ni nadie cierre mi boca nunca más ni quiebre mis sueños. A través de la guerra y de la paz, de la confianza y el resentimiento.
Pero nunca he cesado.
Porque aunque bien cierto es lo que también repetido he dicho otras veces, a través de la voz de Silvio Rodríguez "... Y comprendió que la guerra era la paz del futuro", y por más que me haya costado creerlo, he comprendido que sólo los buenos "soldados" luchan toda una vida: por la libertad, la verdad, la comprensión, la tolerancia y el amor a los demás.
Quizás fue Jesús quien dijo: "Sed hermanos, no primos". También algo parecido a que hay que demostrar el amor diciendo, a veces, palabras duras a tus hermanos para que abran los ojos, que ocultar la verdad es mentir si ves que tu hermano se equivoca. Que hay quién ve la paja en el ojo ajeno y no la viga en el suyo... (Amor, tú que sabes de esto más me corregirás si me equivoco).
Hay que ser fuertes como rocas, y soportar las embestidas del mar cuando llegan. Pero si es verdad una cosa, si las rocas no acabaran destrozadas, no existiría arena bañada por el océano en la que hundir los pies.
Sólo acantilados hostiles.
Siempre.
Quizás sea bueno remover conciencias, convertirse en arena y disfrutar de una nueva vida. Pero no todos tenemos el valor de aceptar que nos digan las verdades a la cara.
Por eso: esos que luchan toda la vida, son los únicos IMPRESCINDIBLES, y a su vez, sólo por ellos merece la pena luchar.
Aunque sea toda una vida.
El resto... Mejor no hablar del resto.
(Y voy poniendo otro pie sobre la hierba, sigo caminando y digo adiós a algunos, hasta pronto al resto... Porque me voy de viaje, de hecho, hace ya mucho que me fui).