lunes, octubre 30, 2006

Día raro nº 22, Presencias

Hoy estuve recordando presencias, incluso les puse nombre después de 5 años. Casi aniversario. Casi con puntualidad inglesa. Y mientras escribo, mientras pienso, desgarro sus envases e ingiero mis pastillas. Las de la noche. Río. Sé de muchos que me imaginarán recién salida del sanatorio... Alguien quizá piense incluso, que en realidad vivo dentro, y que por algún tipo de influencia, poder o terapia me permiten el acceso a este mundo creyendo que el que sea virtual no lo convierte en peligroso. Qué ingenuos somos todos, qué ingenuos y me incluyo. Qué ingenuos y me hago emperatriz del adjetivo, máximo exponente, ejemplar único. Trago la cuarta. Trago la quinta. Trago la sexta. Enciendo un cigarrillo, con ese breve espacio de tiempo que te regala asir la cajetilla, abrirla, sacar un pitillo y llevándotelo a la boca, encenderlo mientras piensas en qué ha de venir. Y ahí está, ahora se convertirá en bits, en ceros y unos que formarán en cualquier lugar y en cualquier momento su estructura de forma inexplicable para mi, e indefinidamente, ya sin control. Lo que antes era sólo mío, lo que descansaba entre las tapas de una enorme carpeta ha salido al espacio exterior, a través de esta nueva forma de comunicación, tecnología que se me escapa y que brinda a aquellos que gusten el disfrute de observar, escrutar e incluso hacer suya esta mi presencia. Una de tantas. Ya sólo me quedan las penúltimas gotas. No de sangre, ni de sudor, ni siquiera de lágrimas. Sólo dorzolamida/timolol.

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