"A Berna lo conocí en la mili, como a tantos otros que ya casi he olvidado.
Era un tipo de apariencia frágil, con unos bonitos ojos verdes enterrados en una velluda cara de simio y una expresión risueña que denotaba una estancia feliz. Pero a pesar de ser agradable y humilde no tenía un solo amigo de entre los cientos de post adolescentes que viviamos en el mismo barracón. Decían que estaba mal de la cabeza.
Una vez lo enviaron a pedirme unas botas en donde yo estaba destinado, que era en vestuario, y me saludó con una fantástica sonrisa. Yo estaba sentado tras un mostrador de pino ojeando las ilustraciones de un grueso libro sobre duendes y hadas, lo dejé a un lado y fui a buscar su calzado. Cuando regresé él miraba con interés uno de los dibujos, como si reconociese algo allí.-Pruébatelas. - Le dije, y él se sentó para descalzarse.-Yo una vez ví uno de esos. –Dijo sin mirarme pero moviendo la barbilla en dirección al libro.-Este un buen libro.-Dije yo cogiéndolo en mi mano. -Está lleno de pequeños detalles y descripciones, pero lamentáblemente no es mio.Él volvió a sonreírme. -No, no.. Me refiero a los duendes. Una vez vi uno. Le miré incrédulo y él se levantó para comprobar como le iban las botas. Caminó un poco arriba y abajo y me confimó que se las llevaba. Después rellené el formulario de salida de material con sus datos y le hice firmarlo.-¿A que piensas que estoy loco? –Me preguntó a la vez que dibujaba una rúbrica pésima y sucia.-Bueno... es un poco increíble.-...Pues es verdad. –Respondió casi en un susurro.
-Fue en mi pueblo. En una laguna que se forma en el campo cuando llueve. En mi familia, mi padre, mis hermanos y yo somos pastores, así que nos pasamos todo el dia en el campo. Cada uno lleva su comida y cuando se tiene hambre pues abres la bolsa y te sientas a comer. Yo siempre intento estar cerca de la laguna a esa hora, para mirar el agua y los pájaros mientras como.Es bonito aquello. Aquel dia, cuando terminé, me quedé sentado contra un árbol esperando echarme una pequeña siesta, entonces, entre mis pies y la orilla ví algo pequeño que se movía. Pensé que era un batracio, así que le eché mano para cogerlo y regalárselo a mi hermana pequeña. Lo notaba en mi mano, intentando zafarse. La acerqué a mi cara y la abrí con cuidado para ver bien al bicho. Era un hombre pequeñito, como una rana de grande, y estaba en cueros. Parecía atolondrado y no era capaz de incorporarse, como si al apretarlo mi mano le hubiese roto un hueso o algo así. Me miraba muerto de miedo. A lo mejor se creía que me lo iba a comer.
Para que no se escapara, lo metí en la bolsa de la comida y le hice un buen nudo. Pero a la noche ya se había muerto, así que lo guardé en un bote y lo escondí. Todavía se puede ver, aunque ya solo queda su esqueleto con la piel reseca.
En vez de maravillarme, aquel relato me produjo un escalofrío. Me preguntaba si realmente el loco era él o era yo. Se despidió de mí invitándome a visitar algún dia su casa, para que pudiera verlo con mis propios ojos. Le pedí que lo trajera al cuartel, pero él se negó alegando que podría romperse con el traqueteo.
Apenas volvimos a coincidir después de aquello, pero tres meses después fue detenido por haber atado a su hermana para introducirle una botella rota de cristal en el coño. Nunca más volví a verle, pero era evidente que el loco era él".
LOBO
http://lahoradelamerienda.blogspot.com/
*ilustración de RAY CAESAR
3 comentarios:
Felicitaciones desde América del Sur. Me fascina su obra. Disfruto su estilo creador. Su pluma es de platino. Un saludo.
Desde luego es genial Arcángel. Supongo entonces que lo habrás leído otras veces. Un saludo desde Andalucía.
Eso x no ver lo que la gente te deja escrito, hale!!!
(Mírate lo de la página)
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